No es bueno patinar sin casco [Libre]

Realmente no era muy tarde, pero en aquél momento comenzaba a desaparecer el sol y dar paso a una Luna redonda llena. Asique, a efectos técnicos, ya era de noche...y yo, no queriía volver a casa. Estaría como todos los días a esas horas. Con las luces apagadas, fría y vacía.
Resoplé vagamente. Y esque a esta caminar se me hacía aburrido en esos momentos.
Unas luces despertaron mi interes en el fondo de la calle. Y risas. Y gente. Caminé algo más rapido, corriendo por una carretera mientrás el muñequito verde parpadeaba y saludando a un conductor con el dedo índice mientrás me gritaba algo por la ventanilla. Es normal en Harbord Light y con el paso del tiempo te acostumbras.
¿Por dónde iba? Oh, ya.
Miro la inmensa pista de hielo. ¿Cuánto tiempo hacía que no patinaba? Dos o tres años seguros. Decidida, pago una entrada y me calzo los patines, pero en esos dos o tres años parece haberseme olvidado todo. ¿No sé supone que esto nunca se olvida?¿O es con la bici?
Miro a todos los niños patinando tan felices y yo, con diecisiete años, sujeta a una barra para no caerme. Genial.

Me aburría en mi nuevo piso. Y sí, estaba bien eso de la independiencia, pero cuando tu gata está en celo, arisca, insensible y gruñona, ¿Qué mejor que más hielo en tu vida? Más hielo. Que no se diga luego que yo me lo paso genial, porque no es siempre cierto.

Paseaba por la pista de hielo, indecisa sobre si patinar en ella o no.
Llevaba los patines, pero no iba a caerme. En Nueva York estaba la pista de Central Park, o la de Rockefeller center, así que... no podía ser tan difícil. Suspiré, aún paseando, ahora sin muchas ganas de nada. Lo admito, soy una indecisa que parece que vaya emporrada todo el tiempo y a veces me odio por eso. Aunque en realidad... no voy emporrada. ¿O si? Dejando el tema, había una chica que parecía sufrir panico al hielo, porque se sujetaba a la barra con una cara de susto, que me dio miedo hasta a mí, la imperturbable. Soy demasiado simpática, por eso me acerqué a ver que le ocurría.

- Esto... ¿problemas? - pregunté, patinando con ligereza hacia ella, frenando en seco.

Una risita rebelde y floja escapó entre mis labios. Me llevé la mano enguantada hacia la boca y la tapé, intentando no quedar como una estúpida que se ríe de los demás ante la chica. Carraspée, recuperada ya de mis risas, al menos un poco y sonreí ladeado.

- Bueno, creo que entonces deberías empezar por alejarte del tráfico, y avanzar por un lugar desierto - dije, encogiendome de hombros, tranquila - Cinthya - me presenté, simple, tendiendo mi mano, tapada con un guante morado oscuro, de piel.