Paquete sin encargo (Delilah)

Estaba claro que me iba a escapar en cuanto pudiera. No solo había tenido que mudarme hasta Harbors y perder contactos con todos mis conocidos (ya que te vas de un lugar, lo haces bien), ahora encima vivia en una casa de niñatos ricos con un tio al que ni siquiera conocia.
Ya solo me faltaba el traje naranja.
Un trajeado mayordomo con toda la clase de las peliculas de ricos me abrió la puerta y cogió mis cosas. Tuvé tiempo de quitarle de las manos mi guitarra electrica y la tabla de Skate y abrazarlas.
Cuando me abrieron la puerta de la casa para que entrara, supe que mis proximos papis y yo nos ibamos a llevar mal. Silbé mirando el salón aún con la tabla de Skate en la mano.

Creía que nunca iba a llegar a casa después de todo. Quizas porque casi me atropella un caminón cuando cruzaba con priseas un semaforo en rojo y no paraba de insultarme mientrás seguía por la calle.
Pero esque la comida congelada que acababa de comprar se me estaba derritiendo entre las manos y quería evitar que las manos me olieran a palitos de pescado durante toda la noche. Asique acelero el paso y pido a Robert que me abra la puerta para evitar sacar las llaves y hacer equilibrios con las bolsas.
Pero no es Robert el que me abre. Miró al chico que esta tan tranquilo en mi salón con su skate y su guitarra mirandolo todo.
-¿Quién eres tú?

-La suerte de tu vida.- respondo cuando abro la puerta y miro a la pelirroja de arriba abajo. ¿Esque los famosillos no solían decir hola? Aunque parecía que mi tutor tenía buen gusto para las novias, y eso por lo menos era un alivio.
Me giro de nuevo al sofá tirandome de un salto y recogiendo la guitarra y poniendome a acariciar las cuerdas de la guitarra con las piernas encima de una mesa de crital muy...¿rara?

Me quitarón los pies de la mesa rara. Hago una pequeña mueca y sigo toncando una pegadiza canción de un anuncio de la tele y tarareo.
-En serio, no quiero parecer descortes, pero...primero tengo que hablar con Mister Blake y además, tengo todo el derecho de poner los pies donde yo quiera.- digo, con el mismo tono y la misma voz que lleva la canción y luego sigo cantando mirando a la pelirroja que parecía a punto de tirarme por la ventana. ¿Eso me sacaría de aquí?

Bien. Había palabras que no me terminaban de encajar. Hermano, mi y casa.
-¿Cómo que tu hermano?- le pregunté, mirando el cable desenchufado de mi guitarra por si había sufrido algún desperfecto.
-Oye, mira, en serio esto es importante.- resumí, levantandome del sofá y cruzandome de brazos con la guitarra colgada del hombro.

-Robert, por favor. ¿Te importaría acompañar al señor hasta la puerta?- le pido mientrás vuelvo a mirar las bolsas que comienzan a chorrear por la encimera de la cocina. Esa noche cenaríamos palitos de pescado seguro.
Robert se acercó despacio. Como cuando me cuenta que Nate tiene otro viaje, al teclado se le ha roto una tecla, o se a roto alguno de los electrodomesticos.
-Rob, ¿pasa algo malo?- pregunto mientrás cojo el sobre de sus manos.

Oh, bien me echa. Estaba deseando poder irme de esa puerta sin preocupciones de nuevo a ser libre como un pajaro. Seguí cruzado de brazos y observé al pingüino que salía con un sobre en las manos. El color marrón y el sello en color rojo burdeos me rocordaba a algo que yo había visto.
Anda, es la carta de la herencia.
No pude evitar sonreir mientrás mi nueva madrastra (una gran madrastra, sea dicho) cojía el sobre como si fuera una bomba.

Iba abriendo la boca contra más leía. ¿Nate como tutor legal de este...niño? Le miré de nuevo. ¿Desde cuando mi padre tenía un hermano? Si que tenían que haber estado enfadados para que ni siquiera nos hablara de él.
- Ro...ro...Robert. ¿Cuándo a llegado?- pregunté tartamudeando.
-Llegó al correo privado de su hermano, señorita.
Hay estaba. El correo privado, mientrás Nate estaba fuera, siempre le llegaba a la oficina y su secretaria se encargaba de traerlo los viernes.
Vuelvo la vista hacía...hacía él.
-Yo...yo...lo siento.- me disculpé.

Hice un gesto con la mano restandole importancia. Bueno, se supone que ella no era muy tutora asique, no tendría porque saberlo obligatoriamente.
-Entonces, ¿el señorito donde esta?- pregunté, y la verdad esque solo era por sabe horarios, mi habitación y la paga que me iba a dar. Todo muy urgente, por supuesto.

-No, esta. Se ha ido de viaja y no sé cuando volvera.-respondí guardando los congelados en la nevera.-Asique queda claro que yo mando. Tu habitación será la de invitados. Esta en la segunda planta. Robert se encargara de mostrarte los horaros, habitaciones todo lo queNO puedes tocar.- me doy la vuelta para mirarle con los brazos cruzados. ¿Cuantos años debía de tener?- Y si se te ocurre romperme algo te arrancare una a una las cuerdas de la guitarra.- digo tranquilamente miientrás cojo las demás bolsas de comida que quedaban encima de la encimera.-Y por cierto, me llamo Delilah.